Hoy me hundo sin remedio en las arenas movedizas de un día de mierda.
Ya tengo, sin buscarlo, mi propio Vietnam, mi puto Waterloo francés. Y me han quedado las entrañas enmarañadas a pie de garganta. La ovación que esperaba recibir hoy suena como una cisterna al vaciarse.
Es la misma mierda recurrente. La puta piedra en el camino si, esa con la que el hombre tropieza no dos veces, sino una y otra vez. Me da la sensación de que aunque anduviera saltando de árbol en árbol como Tarzán, volvería a tropezar con la dichosa piedra irremisiblemente. Algún cabrón me la pondría en una rama.
Y eso que me prometí a mí mismo, la última vez que visité este asqueroso lugar, que jamás volvería a hacer turismo por estos rincones. Turismo forzado, he de aclarar. Que jamás volvería a verme en estas...y en estas estoy otra vez. Sin necesidad de planos, ni mapas. Llego yo solito. ¡Olé!
Hoy soy otro soldado desconocido. El soldado desconocido de una guerra que sólo es mía. El soldado desconocido cuyo monumento es este desvarío no tan desvariado que ni siquiera rima.
Después de perder la última batalla de esta guerra que no sé quién coño me ha declarado, derrotado por los "charlies", por un anónimo Napoleón que, en lugar de esconder su mano en el pecho la esconde en su entrepierna y se rasca los huevos mientras yo me encuentro vadeando en aguas extrañas, incapaz de ver la orilla.
¿Son aguas extrañas o arenas movedizas lo que escupo entre sollozos?
No soy capaz de distinguirlo pero...
...¡ha sido un día de mierda!.
Y no soy Napoleón pero esto me toca los huevos:
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Segunda entrada
¿Tienes una recortada?
Pues ¡hazme un favor! Ponte la chupa y las botas de cazador, coge tu arma y pégale un tiro a ese niño de los cojones que, además tiene nombre de jilipollas y se pasea por ahí, medio en pelotas, disparando sus putas flechitas para joder a la peña y reírse de sus desdichas.
Hazlo tú que tienes licencia de matacapullos porque, como yo me lo encuentre por la calle, le voy a dar tal somanta de hostias que se le va a poner morado hasta el pañal y yo acabaré en el trullo. ¡JODER!
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Tercera entrada (20-10-13)
Ayer le pegué un tiro.
Cansado de que la noche
purgara el desván de mis sueños a colmillazos,
ayer le pegué un tiro plateado entre las cejas.
Al orificio de entrada de la bala
los románticos le llaman "Luna".
El caso es que no encontré los ajos,
ni el agua bendita, maldita sea.
Menos mal que, con la bala de plata
di justo en el blanco.
Ya no se le harán los dientes largos;
no me robará los secretos
que incluso a mí mismo me guardo
mientras se desangra en negro
yo me instalo en un insomnio voluntario...por si acaso,
reservando asechanzas e insidias
para el próximo cotilla
que quiera registrar mi alma.
TOP SECRET! Es terreno vedado.
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